Restauración de una pieza: pasos a seguir (1)

Cuando queremos restaurar un mueble tenemos que tener en cuenta toda una serie de pasos o procesos a seguir. Lo ideal en la restauración es intervenir en la pieza lo menos posible, pero a veces es inevitable sobre todo cuando faltan ciertos elementos como las patas.
Normalmente si los muebles antiguos han sido bien cuidados lo único que se refleja en ellos es el paso del tiempo y su uso, así como la presencia de carcoma por lo que observaremos barnices en mal estado, zonas de más uso donde el tinte ha podido ir desapareciendo o manchas producidas por líquidos en el caso de mesas.
Un primer paso sería fotografiar el mueble con ello veremos el antes y el después una vez la pieza esté restaurada.

DECAPADO: Es lo primero que haremos decapar la pieza. Si es posible desmontar el mueble o pieza, sobre todo aquellas partes que nos sean posible desmontarlas.
Con una brocha impregnaremos la superfície y esperaremos a que el decapante actúe, una vez veamos como éste hace su efecto lo retiraremos, tenemos dos formas de hacerlo. Una con una espátula plana sobre todo en las zonas lisas y dos con lana de acero, la lana de acero nos permite llegar aquellos rincones donde es difícil acceder con la espátula, pero si se quiere se puede decapar sin utilizarla.
Al decapar nos llevaremos el barniz y el tinte, a veces no es fácil retirar todo el tinte porque en su día penetró en la madera pero si que podemos quitar parte de éste, dependerá del tipo de madera.

TRATAMIENTO ANTIXILÓFAGOS (CARCOMA): Una vez decapada la pieza y eliminado todo el barniz le daremos con líquido anticarcoma. De nuevo utilizaremos una brocha e impregnaremos bien todo para que penetre en la madera. Después pondremos la pieza dentro de una bolsa, las de basura mismo nos sirven, la cerraremos y esperaremos unos días para que el líquido actúe bien.

EMPLASTECIDO Y LIJADO: En este momento procederemos a tapar los agujeritos dejados por la carcoma, las masillas que van mejor son las que tienen como disolvente la acetona ya que evapora más rápido y su secado casi es inmediato. En el mercado también encontramos masilla para la madera cuyo disolvente es el agua pero tardan más en secar y normalmente no tapan tan bien los agujeritos y cuesta más de trabajar con ellas, al secarse la masilla se contrae y queda como semi hundida. Hay que tener en cuenta a la hora de escojer la masilla en buscar el color más similar al de la madera pero en caso de no ser posible siempre es mejor un tono más oscuro.
También es el momento de reponer, encolar las partes que puedan faltar a la pieza o tengan que ser sustituidas por su mal estado.
En el caso de tableros que tienen una plancha fina de madera es el momento de sustituir las partes dañadas utilizando siempre cola blanca para pegar.
El paso siguiente será lijar la superfície de la madera, podemos utilizar una lija de 80 o 100 dependiendo de lo que queramos debastar la madera, a veces si presenta restos de tinte con una lija gruesa podemos eliminarlo o por lo menos aclarar más la madera. Las lijas de 120 ó 240 las utilizaremos para un acabado final, cuando lijemos el tapaporos o en casos que debamos lijar planchas finas de madera que lo que no nos conviene es rebajar material.
Para aclarar la madera podemos utilizar ácido oxálico, hace tiempo abrí un post de como hacerlo en la sección de técnicas de restauración.

Ácido oxálico: eliminar manchas/blanquear la madera

Los muebles pueden presentar manchas o restos de suciedad en determinadas zonas. Uno de los principales enemigos de la madera son sobre todo la grasa y la tinta que si no se eliminan a tiempo penetran en la madera y provocan su deterioro.
Una solución para evitarlo son los productos decolorantes como el ácido oxálico que puede encontrarse en farmacia o droguerías. Para quitar manchas resistentes se prepara una solución de ácido oxálico y agua: el ácido es un polvo blanquecino y ha de ser diluido en una proporción de tres cuartos de agua y un cuarto de ácido.

El ácido oxálico nos eliminará las manchas y también nos permitirá recuperar el color natural de la zona afectada. Se trata de una fórmula que, en principio, actúa sólo sobre manchas pequeñas. Para que realice su función sin estropear la madera, el ácido tiene que rebajarse diluido en agua caliente. El proceso correcto consiste en verter este producto en el agua, nunca al revés.

Hay que aplicarlo cubriendo la mancha con el preparado. Éste puede extenderse con una brocha de fibra. Una vez que el ácido se seca, se empapa con agua la zona para contrarrestar el efecto del decolorante. Otra posibilidad es mojar una gasa con la mezcla de ácido y agua. Ésta se coloca sobre la mancha durante 15 minutos, aproximadamente. Si pasado este tiempo la mancha ha desaparecido, se retira la gasa y se aclara con agua. Se tiene que respetar los tiempos o realizar una prueba previa en alguna zona no visible del mueble para evitar que el mueble se decolore en exceso.

Otro uso es si queremos simplemente aclarar la madera y no tenemos manchas en el mueble, solamente queremos que tenga un tono más claro. Resulta útil si el mueble ha sido tintado a veces cuesta en retirar el tinte porque la madera ha absorvido parte de ese tinte.

El procedimiento es el mismo. Se mezcla con agua caliente y se extiende sobre el mueble con una brocha. La superficie debe estar libre de cera y barniz para que el producto penetre correctamente, por lo que el mueble previamente habrá sido decapado.

Conviene trabajar con agilidad para que el ácido no penetre en exceso en el mueble. El tiempo de actuación ronda también los 15 minutos, aunque depende del tono que se quiera conseguir. De nuevo es aconsejable realizar una prueba previa en un lugar poco visible para comprobar la acción del producto y cerciorarse de que no estropea la superficie.

Transcurrido el tiempo de actuación, el producto se retira con un trapo empapado en agua y se pasa una lija de grado fino por la madera. En ocasiones, el ácido provoca que parte de la fibra del mueble se levante, por lo que es necesario alisar la superficie. Tanto la aplicación del ácido como el lijado deben realizarse en el sentido de la veta.

Qué herramientas necesitamos para restaurar

lana de acero

En restauración los pasos automáticos a seguir son siempre los mismos, el decapado, tratamiento antixilófagos, ebanistería, emplastecido, lijado basto y fino, tintado, tapar poro con fondos, lijado fino, los diferentes tipos de acabado (a la cera, muñequilla, pistola) pero una de las cosas más elementales también en la restauración son las herramientas y su uso así como conocer los productos que utilizaremos.

HERRAMIENTAS
Esta es una lista que incluye lo imprescindible para ejercer la restauración, como en todas las aficiones se puede aumentar el número de herramientas y su dificultad a medida de nuestros conocimientos.
SERRUCHO DE COSTILLA: Esta sierra es de uso general, tiene un grueso refuerzo metálico para cortar chapas y para cortes transversales.

SIERRA DE CORTE AL HILO: Es la más grande de las sierras de mano, tiene dientes bastos en forma de cincel, se emplea pra cortar en el sentido de la veta.

ESCUADRA: Para precisar los ángulos.

METRO O REGLA: Para realizar mediciones.

CEPILLOS DE BANCO: Sirven para alisar y escuadrar la madera con precisión, hay varios tipos diferentes, con tener el modelo universal es suficiente.

ESPÁTULA: Para limpiar restos de decapante y barniz.

ESCOFINAS: Son unas limas de gruesos dientes triangulares que se emplean para debastar la madera, hay modelos planos, semicurvos y curvos.

CUCHILLA: Para limpiar restos de cola y asperezas.

FORMONES: Para terminar superficies y cortar en fino.

GUBIAS: Para debastar al torno, molduras, etc.

MARTILLO: Usar uno de tamaño mediano que nos servirá para varios trabajos.

TENAZAS: Para extraer clavos y cortarlos.

GATOS: También llamados mordazas, cárceles o sargentos. Es muy necesario para sujetar piezas encoladas.

BERBIQUÍ O TALADRO: El berbiquí es un taladro que nos servirá para agujerear. Si utilizamos el taladro conviene tener un juego completo, las brocas para madera acostumbran a llevar un pico saliente en la punta.

DESTORNILLADORES

CLAVOS Y TORNILLOS: Conviene tenerlos de varios tamaños y grosores.

PUNZÓN: Para agujerear las superficiés nos facilitará poner luego los tornillos o clavos.

LIJAS: Son esenciales de 80, 100, 120, 180 y 220. Se denominan también abrasivos. Cada una tiene su misión en la madera.

LANA DE ACERO: De color plateado, de aspecto al estropajo sirve para frotar y limpiar. Nos conviene tener una áspera y otra suave.


MADERAS: Nos conviene tener trozos de chapas, tacos listones sobre todo nos irán bien a la hora de encolar piezas.


PRODUCTOS

AMONÍACO: En estado puro sólo se vende en tiendas especializadas, es mejor usarlo puro ya que su acción es más eficas, siempre se tiene que utilizar guantes de goma, nunca olfatearlo y no debe tocar la piel. Las primeras veces deberán usarse mascarillas hasta acostumbrarse. Se usa para la limpieza del mueble después del decapado. Si no tenemos amoníaco puro también puede utilizarse el doméstico.

Tratamiento antixilófagos

Debido al problema tan importante que es la carcoma, conviene tratarla adecuadamente y a fondo, para ello necesitamos sobre todo un buen producto. Si el mueble ya está barnizado es inútil que impregnemos sobre estas partes, ya que el barniz será una barrera y lo podríamos dañar, en estos caso empaparemos los interiores y las partes más escondidas. La carcoma nace donde el ojo no la ve y se escapa por las partes acabadas.

Es importante usar productos anticarcoma de profesional, ya que el que se ofrece al público en general es eficas sólo en parte, el animal es muerto en ese momento, pero cuando aparece otro nuevo insecto la madera no está protegida.

El producto más profesional impermeabiliza la madera durante varios años y mata a los xilófagos.

La forma de usarse es mediante una brocha bien mojada, es bueno que el líquido se acumule y se introduzca en gran cantidad, no dejar espacios secos de mas de 10cm a ser posible repetir una vez más el proceso.

Los orificios que se encuentre en zonas barnizadas debemos introducirles el líquido con una jeringuilla y con un trapo secar inmediatamente lo que se derrame.

Utilizar siempre guantes ya que estos productos producen granos en la cara aunque suelen desaparecer pronto.

El decapado

El decapado consiste en eliminar los restos de barnices, pinturas, ceras, etc. Puede hacerse por medios mecánicos: cuchillas de ebanista, rasquetas, formones, lijas.

También podemos utilizar una pistola (tipo secador) con aire caliente, pero el método más eficaz es utilizar un líquido decapante.

En el mercado existen diferentes marcas, incluso algunas están más indicadas para eliminar barnices y otras para pinturas o ceras, su apariencia es en forma de gel de tono transparente aunque también hay decapantes líquidos.

Se aplica extendiendo una capa abundante en toda la superfície a decapar conviene no dejar ninguna parte sin cubrir ya que de lo contrario quedarían restos de barnices y pinturas que a la hora del aclarado no marcharían y tendríamos que decapar de nuevo. Se impregna toda la superfície abundantemente sin olvidar de usar siempre guantes, gafas y mascarilla ya que son productos nocivos, contienen cloruro de metileno y metanol y al roce con la piel producen picor y una especie de quemazón.

Según la cantidad de barniz, pintura, cera que tengamos que eliminar tendremos que esperar entre 5 y 15 minutos en este espacio de tiempo conviene remover con la brocha las partes más secas con el fin de hacer penetrar más el decapante.

Podemos aprovechar para preparar un recipiente en el cual verteremos 3 partes de agua y 1 de amoníaco puro 100%, sino fuera puro puede utilizarse el amoníaco doméstico. El amoníaco puro se suele vender en los comercios especializados. Cundo trabajemos con amoníaco puro no debemos respirar directamente del envase y debemos utilizar mascarilla.

Para retirar el decapante con los restos de suciedad cogeremos una espátula de tamaño adecuado y rascaremos cuidadosamente toda la superfície eliminando los restos de suciedad.

Si el mueble tiene piezas torneadas, patas, columnas, etc. es mejor limpiarlas directamente con amoníaco. Seguidamente limpiaremos y frotaremos con lana de acero mojada en amoníaco por toda la superfície a limpia. Según sea la superfície elegiremos lana de acero fina o basta.

A veces hay muebles que a la hora de restaurarlos solamente presentan una capa de barniz, es decir que a lo largo de su vida nunca se les ha dado ninguna capa más, en éste caso a veces no es necesario utilizar las espátulas y con la lana de acero podemos eliminarlo.

Cuando tengamos la suferfície sin restos de barniz, pintura, etc. sin dejar secarla aclararemos con agua y un trapo después lo secaremos con un trapo limpio y seco.

Si el mueble está chapado o tiene partes con marquetería hay que tener mucho cuidado pues el exceso de humedad puede levantar el chapado, para este tipo de mueble es mejor después de haber sacado con la ayuda de una espátula los restos de pintura o barniz frotar y enjuagar con lana de acero y disolvente.

Para los rincones es conveniente usar formones viejos o destornilladores que arrastren los restos de suciedad y es mejor hacerlo cuando el mueble aún está húmedo.

Inicio de la restauración

Para empezar a restaurar se debe hacer una valoración del trabajo a realizar. Lo primero será comprobar su estructura: patas desencoladas, chapas levantadas, falta de piezas.

Si los arreglos que se quieren hacer superan un cambio en el mueble de más de un 30%, es decir, ponerle patas nuevas en vez de las originales, un cajón nuevo, etc. el valor por su antigüedad será mucho más reducido, los anticuarios y comisiones de expertos rechazan un mueble con muchas reparaciones.

Se debe diagnosticar el mueble y saber exactamente lo que hay que hacerle como por ejemplo si es inevitable poner una pieza nueva, intentar que sea del mism tipo que la original, si el mueble por su riqueza de ebanistería, por su época requiriese un acabado antiguo (muñequilla) se debería terminar así y no darle un acabado rústico (cera) o moderno (laca sintética),

Si el trabajo se nos presenta complicado es mejor coger práctica con trabajos más sencillos, acostumbrarnos al manejo de las herramientas, de los barnices, etc.

El primer paso a seguir es la limpieza del mueble o decapado. Pero primero de todo deberíamos familiarizarnos con los útiles y materiales a usar y los líquidos que precisemos.